Dios los ama… Tú también debes hacerlo
Dios los ama… Tú también debes hacerlo
Desde la perspectiva judía, Cornelio, un gentil, era un tipo malo. Él comía los alimentos equivocados, se codeaba con la gente equivocada y le juró lealtad al líder equivocado: César. No citaba la Torá ni descendía de Abraham. Era incircunciso, impuro e inmundo. Sin embargo, Cornelio hizo dos cosas que llamaron la atención de Dios: «era un hombre devoto, temeroso de Dios, igual que todos los de su casa. Daba generosamente a los pobres y oraba a Dios con frecuencia» (v.2 NTV). Hasta este momento, el evangelio se había predicado solo para los judíos. Sin embargo, Dios estaba a punto de cambiar esto. y para hacerlo, usó a Pedro, uno de los hombres más parcializado religiosamente que jamás conocerás. En una visión, Dios le mostró a Pedro una sábana que descendía del cielo y estaba llena con todos los alimentos que se les prohibía comer a los judíos. Pedro replicó: «¡De ninguna manera, Señor!… Jamás he comido nada impuro o inmundo» (v.14). Y como a Pedro le estaba costando trabajo entender, la sábana descendió tres veces». Finalmente, se escuchó una voz del cielo decir: «Lo que Dios ha purificado, tú no lo llames impuro» (v.15). Como resultado, Pedro fue a casa de Cornelio y predicó el evangelio. Y antes de que pudiera hacer un llamamiento, el Espíritu Santo descendió sobre todos los presentes, confirmando que esta era la voluntad de Dios. Y en ese momento, Pedro declaró: «Dios me ha hecho ver que a nadie debo llamar impuro o inmundo».¡Permite que Dios te muestre lo mismo!
Hechos 10.28 (Reina Valera)
«Ustedes saben muy bien que nuestra ley prohíbe que un judío se junte con un extranjero o lo visite. Pero Dios me ha hecho ver que a nadie debo llamar impuro o inmundo.»
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