El primer y gran mandamiento – Parte 1
«Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.»
[S. Lucas 10:27 RVR1960]
“AMARÁS“:
El verdadero amor, el amor que requiere Dios de nosotros, no es una simple emoción o sentimiento, sino una elección cada día, un acto voluntario de agradar a Dios y vivir en rectitud.
“SEÑOR“:
Él es nuestro dueño, nuestro creador y propietario.
Debemos servirlo por amor a Él y no como una actividad religiosa o un mero deber, sino porque lo amo doy toda mi vida en servicio y honra a Él. Jesús no quiere mi simple servicio, sino mi amor, que encuentre placer y mi lugar cuando le sirvo, en medio de las actividades.
“TU DIOS“:
Que Él me diga que es MI Dios me habla de cercanía, intimidad. Él quiere un relacionamiento próximo conmigo. Él es mi Dios y no hay otros lejos de Él, no hay otro semejante a Él. Es un Dios celoso, no permite que nadie más este en mi corazón, sino solo Él.